Medición de cloro en agua: 3 problemas de no controlarlo en laboratorios, colegios y piscinas

Medición de cloro en agua: 3 problemas de no controlarlo en laboratorios, colegios y piscinas

El cloro es uno de los desinfectantes más utilizados en todo el mundo. Su función principal es mantener el agua libre de microorganismos que puedan afectar la salud de las personas. Por eso, su uso es común en laboratorios, instituciones educativas, plantas de tratamiento de agua y piscinas.

Sin embargo, medir de manera inadecuada —o no medir en absoluto— los niveles de cloro puede generar consecuencias negativas en distintos ámbitos. A continuación, exploramos tres contras importantes de no medir el cloro en el agua:

1. Riesgos para la salud

El cloro en cantidades correctas ayuda a eliminar bacterias, virus y otros contaminantes.

  • Cuando es insuficiente, el agua no se desinfecta correctamente y aumenta el riesgo de enfermedades gastrointestinales, infecciones y contagios.

  • Cuando es excesivo, puede causar irritaciones en la piel, ojos y vías respiratorias, algo muy común en piscinas mal controladas.

En espacios educativos o recreativos, esto afecta directamente a estudiantes, trabajadores y usuarios.

2. Incumplimiento de normativas de calidad del agua

Diversas normativas locales e internacionales establecen parámetros para la concentración de cloro en el agua.

  • En plantas de agua, su incumplimiento puede implicar sanciones o la suspensión de operaciones.

  • En colegios o piscinas públicas, puede provocar cierres temporales y pérdida de confianza de la comunidad.

  • En laboratorios, un mal control compromete la validez de ensayos o investigaciones.

El monitoreo constante es clave para asegurar que el agua cumpla con los estándares de seguridad.

3. Daños en infraestructura y equipos

El desequilibrio en los niveles de cloro no solo afecta a las personas, también a las instalaciones:

  • El exceso de cloro acelera la corrosión en tuberías, bombas, filtros, tanques y equipos de laboratorio.

  • Los niveles bajos permiten la formación de algas, biofilm y sedimentos que obstruyen los sistemas de distribución y reducen su vida útil.

Esto se traduce en mayores gastos de mantenimiento y reemplazo de equipos.

Conclusión

La medición del cloro en el agua no debe verse como un procedimiento secundario, sino como una práctica esencial para proteger la salud, cumplir con las normativas y alargar la vida útil de las instalaciones.

Ya sea en un laboratorio, un colegio, una planta de agua o una piscina, el monitoreo constante de este parámetro garantiza un entorno más seguro y confiable para todos.

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